No se trata de diseño editorial, pero la señalética de este micro de Sao Paulo me recuerda la famosa polémica sobre el iconismo que mantuvieron Umberto Eco y Tomás Maldonado por los años 70. Estos protagonizaron una disputa teórica en torno a la noción de ícono. Para Eco, cualquier relación de semejanza siempre está codificada, es una operación de conocimiento que necesita ser aprendida previamente. Para Eco, lo que resulta semejante para una cultura, puede no serlo para otra. Para Maldonado, en cambio, las imágenes no necesitan ser decodificadas y no dependen de las convenciones para ser leídas o interpretadas. La pregunta entonces es, ¿podemos percibir de forma universal al “obeso”, la “embarazada” o el “discapacitado” o estamos recurriendo a otros signos aprendidos en otro momento? En otro orden de cosas, en este caso en el aspecto lingüístico y tipográfico de la foto, vemos como la tipografía helvética se las arregla con la compleja acentuación del idioma portugués. Este idioma maneja varios acentos gráficos (agudo, circunflejo y crasa) y varios auxiliares (tul, hífen, cedilla). Creo que aparecen casi todos en esta corta frase. Esta es una prueba de la versatilidad de la helvética a la hora de poner en texto cualquier cosa en cualquier idioma. Gary Hustwit se perdió de mostrarla en Helvética. Bonito ejemplo de la supuesta neutralidad de ciertas tipografías. Pero si vamos a la universalidad de las imágenes y de la neutralidad de las tipografías no podemos ignorar que las elecciones de la resolución gráfica de estos anuncios, por más intrascendentes que parezcan, siempre serán un indicador de que el diseño es una práctica social, donde se ponen en juego valores estéticos y políticos más allá de la necesidad de generar un “mensaje eficiente”. Pequeño homenaje a la sede mundialista, vaya este post-doble-reflexión sobre la semejanza del signo icónico, el uso de la helvética y su relación con los acentos gráficos del portugués.2012-09-26 10.52.15.jpg
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Muestra de libros infantiles
La exhibición se centraba en la historia de los libros infantiles, con mucho material de principios del siglo XX. Entre mis favoritos están Topotun i knizhka, 1926 y The Scarecrow, 1925. El primero es un libro soviético donde un robot lleva de paseo a un niño por una imprenta inculcándole el amor a los libros y de paso cañazo al régimen comunista. El segundo libro es obra de Theo Van Doesburg, Kurt Schwitters y Kate Steinitz. No creo que a niño alguno le haya interesado este modernil manejo tipográfico pero sin duda es un deleite para los ojos adultos. De paseo por Nueva York nos topamos con esta muestra en la Public Library.
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Lenguaje corporal
Nelson y sus cajones mágicos
Cargado de tiernas acelgas viaja el cajoncito NC25 sobre el hombro del verdulero gentil.nelson.jpg
Chucherías neoyorquinas
Algunos recuerdos de nuestro viaje a New York. Me gusta traer estas pavadas y ponerlas a añejar en una caja, con el tiempo pueden resultarme útiles para un fin que hoy desconozco. Me resultan más interesantes que las fotografías que pueda tomar de un lugar. Mientras las fotos son representaciones de la realidad, estos objetos son la realidad misma y al desplazarlos de su lugar de origen y traerlos conmigo pierden toda la función que tuvieron en su mundo para quedar como hojas secas en un universo paralelo.Tarjetas de bares, entradas de museos, catálogos de exposiciones y un envoltorio de chocolate.NY-chocolate.jpgNY-tickets.JPG,NY-neue.jpg,NY-futurismo.jpg,NY-beer.JPG,NY-bares.jpg
Dinette, el aula-comedor del MoMA PS1
El edificio de Nueva York dedicado hoy al arte contemporáneo, apéndice del Moma desde 2000, fue alguna vez (suponemos que durante el siglo XIX y parte del XX) una escuela pública en Long Island City, Queens. Muy cerca de Manhattan, pero lo suficientemente alejada como para que el imponente edificio haya sido abandonado y a principios de los 70 reciclado y reconvertido en laboratorio dedicado a instalaciones, performances, música, arquitectura y otras expresiones (ya sabemos que la lista es infinita) de la escena del arte contemporáneo neoyorquino y aledaños. A pesar de que hoy todo está pensado para albergar a estas exposiciones, el espacio todavía guarda recuerdos de su historia colegial y su relación con la educación, lo respeta, lo cuida y le hace homenaje permanente. Recorrimos el edificio en pleno momento de montaje entre exposiciones y rodeado de nieve, lo que nos dejó ver el vacío de las salas y el trabajo que implican varias puestas de exposiciones a la vez. Pero el simpático guía también nos llevó de paseo por la antigua caldera en el subsuelo (hoy intervenida con láminas de oro) y nos dejó hasta mirar la terraza con vista al Midtown. Al final del recorrido decidimos almorzar en Dinette, el restaurant del museo, que sirve una comida simple y rica y de manera literal recrea la ambientación de un aula escolar. Decir que es literal en este caso no es una crítica, lo que pasa es que realmente te sentís en el aula. Desde las sillas y los pupitres, todos mirando al frente-cocina, hasta los pizarrones verdes (me encantó que hayan salido del pizarrón negro, hoy un tópico gastronómico más), todo recuerda al aula escolar. Por lo menos a las aulas del siglo XX, aquellas que tenían a la maestra al frente y a nosotros copiando la lección. Como si fuera poco, debajo del pupitre hay cuadernos, lápices y otros elementos necesarios para la clase. Así mientras nos tomábamos una sopa de calabaza que estaba deliciosa, recordábamos los viejos tiempos escolares y nos imaginábamos lo que habría sido estudiar en ese gigantesco edificio de Queens. Por lo visto, la experiencia del aula es muy parecida en muchos lugares. Para almorzar en el restaurant del MoMA PS1 hay que ponerse guardapolvo blanco, prestar atención a la maestra y no machetearse. O casi.
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El mundo en color: Japón
Este libro de 1959 pertenece a la colección El mundo en color que pretende iluminarnos acerca de diferentes ciudades y culturas. Este volumen, correspondiente a Japón no escatima en ilustraciones y fotografías que respetan los más estrictos cánones de ingenuidad y simpleza. Para vuestro deleite aquí va un puñado de ellas (haciendo click en cada una verán detalles y más imágenes). Los mapas están en francés aunque el libro fue traducido al español, una treta de los editores para ahorrarse algunas pesetas en lugar de rehacer la ilustración.Las páginas de guardas representan La fiesta de las flores en Yoshiwara, pintura al gouache de Utamaro. El plato fuerte lo componen las imágenes de barrios, el Ginza, Tokio de noche y el barrio de placer en Osaka son verdaderas obras maestras del acuarelismo y la desinformación. Imágenes apenas definidas que dejan al lector con sed de conocimiento. Las ilustraciones corresponden a A. Brenet, Jacquemot, Jacques Liozu y Beuville.La editorial es Ediciones castilla S.A., Madrid.
Señal de ajuste
Algunas imágenes generadas con Nodebox utilizando ecuaciones de hipotrocoides. Similares a las que se pueden obtener con un espirógrafo y con todas las ventajas de la imagen digital. Para verlas con mayor detalle clicka sobre la imagen.
Libretas retro
Llegaron por Correo Argentino las esperadas Field notes, de Coudal Partners, desde Chicago. Se trata de un set de 3 pequeñas libretas de papel cuadriculado que vienen con una plancha de transfer tipográfico (de lo que a mi me parece una futura semibold mayúscula). El kit incluye un simpático palito para transferir con prolijidad (yo lo hacía con birome y francamente el resultado no era de lo más óptimo) y una banda elástica para no perder las libretas. Además pedimos un set de 3 libretas surtidas, blanca, cuadriculada y rayada. De regalo nos mandaron un calendario que ya reposa en la cocina. ¡Listos para transferir otra vez, como con los históricos letraset! Asi los recibimos, con mucho entusiasmo.
Rubbish airport
Esta imagen es el resultado de traer a la ortogonalidad una foto que vi aquí https://acejet170.typepad.com/foundthings/2011/03/rubbish-photos-03.html y el asombro del autor: https://acejet170.typepad.com/foundthings/2011/04/mondrianised.html.