La ira de los correctores y de otras gentes del mundo editorial

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Lá página ya no es estática y el contenido en cada una de ellas queda librado, en el mejor de los casos, a la buena de Dios.

¡Bienvenido sea el progreso! Y si durante el trayecto de la evolución tecnológica debemos abandonar alguna que otra buena práctica en el camino para llegar a destino, pues a quién le importa, la alegría que da el ser moderno bien lo vale.

Pongamos como ejemplo los bonitos lectores de libros digitales, solo un primate puede oponerse a la practicidad de estos dispositivos. Livianos, económicos y con la capacidad suficiente para almacenar más textos de los que un lector medio pelo pueda llegar a consumir en un año. Las ventajas de esta tecnología superan con creces a las del viejo libro impreso. Toda una biblioteca cabiendo en el bolsillo; posibilidad de acomodar las tipografías, sus cuerpos y márgenes a voluntad del lector ya sea por motivos de gusto o por minusvalías visuales.

Es esta libertad que se le confiere al lector lo que hace de la lectura una experiencia mucho más interesante. Lá página ya no es estática y el contenido en cada una de ellas queda librado, en el mejor de los casos, a la buena de Dios. En mi caso, es un placer encontrar palabras repetidas al comienzo o final de dos o más líneas sucesivas. Es como viajar por la ruta jugando al juego de las patentes, en este caso cuantas más palabras repetidas se encuentran, más puntos se ganan. Claro que para correctores y editores esto no debe ser nada divertido, me los imagino interponiendo un crucifijo cada vez que sufren un encuentro con palabras repetidas como si estuvieran ante el mismísimo conde Drácula.

el/ el
una/ una
de/ de/ de/ de

Más allá de cómo lo tomemos, realmente me llama la atención la cantidad de casos que pueden encontrarse leyendo libros en el Kindle. Llevo varios años haciendo libros impresos y la frecuencia de palabras repetidas nunca es tan alta. Seguramente se podrá hacer un ajuste en el software del Kindle para evitarlo pero no creo que a nadie le interese, después de todo, somos una pequeña minoría quienes nos percatamos de estos detalles.