Las reglas del juego

El libro que pretende abarcarlo todo en cuanto a reglas de deportes. Una obra demencial desde su mismísima concepción. Ridícula en extremo, inútil por demás. Me imagino a un director técnico, entrenador o persona afín a alguna actividad deportiva pretendiendo hacer valer las reglas de un deporte ante una comisión directiva a través de este libro. Sin duda se ganaría la medalla de oro al pelmazo olímpico. Ahora bien, no le pidamos peras al olmo y conformémonos con lo que este libro puede brindarnos: sanas horas de entretención para niños y niñas del mundo educándolos y alentándolos a la práctica del deporte. Con sus 2500 ilustraciones a color (no las he contado, simplemente transcribo lo que señala la portada) y más de 150 disciplinas deportivas para escoger, no hay razón para no mostrarse interesado por alguna actividad ni excusa válida para no ejercerla. ¿Acaso el niño es gordinflón y holgazán? ¡Pues que practique carrera de palomas o de galgos! Los experimentados animales trabajararán por él y las reglas del juego están claramente explicadas para que nadie pueda timarlo. Si en cambio nuestro futuro atleta se ve impedido por alguna minusvalía física, bien puede escoger entre alguna de las disciplinas especialmente destinadas para las Olimpíadas del Paralítico (traducción literal del título de página). De todo y para todos en esta obra colmada de deliciosas infografías que abarca desde los deportes más populares hasta los más insólitos. Apréndete un espectacular salto acrobático con este instructivo cuasi jeroglífico. Sé un haz del volante. Por si alguien está interesado en indagar más acerca de este libro, van algunos datos extras.Título: Rules of the game. The complete illustrated encyclopedia of all the sports of the world.Primera edición: 1974ISBN: 0-553-01115-4

Afrodita A capturada

Mucho antes de enterarme que era un famoso animé, antecedente del manga y un par de cosas más, yo era fanática de Mazinger Z. Salía corriendo del colegio los miércoles para llegar a las 5 y media de la tarde y poder ver los capítulos en la tele. Como tantas otras cosas, habían caído en mis manos un tiempo antes unos libros de Mazinger. Eran los albores de la tv color y yo estaba terminando la primaria. Puede parecer raro que una chica se interesara en luchas de robots, pero los dibujos eran increíbles y la “historia de amor” entre robots me encantaba, aunque en ese momento me daba un poco de vergüenza admitirlo. La serie en la tele duró muy poco, y nunca más conseguí más libros con las hazañas de mis héroes-robots. Nunca los olvidé. Hoy en wikipedia me entero que editaron más de 60 capítulos, ¡y yo sólo tengo 2 ejemplares! Espero algún día poder ver la saga completa. 

Raíces

Los primeros números de la mítica revista Tipográfica están ligados a la decisión (casi inconciente) de estudiar diseño gráfico. Por algún motivo incierto mi papá compró los tres primeros números y los devoré con fascinación y envidia. En ese momento pensaba que el oficio de diseñador era para otros, yo no era prolija, no sabía dibujar, ni era tan moderna. Pero esos relatos de los pioneros del diseño pudieron más y no sin poco esfuerzo me animé a pasar al otro lado, del mundo del pensamiento y las palabras al mundo de la visualidad. Todavía guardo dos de los tres números (uno lo presté hace mucho) y Sergio tenía (no por casualidad) el número 4. Hoy los veo de nuevo y siento que siguen guardando esa energía que en su momento me convenció de que por ahí venía la mano.

Museo postal móvil

Recibí en carácter de préstamo una edición del Museo postal móvil, ex Terrorismo gráfico. Mi amigo el Gurí Pereyra la dejó en casa como para que la viera tranquilo porque no es una obra rápida de asimilar. Ahí estuvo el objeto por unos días hasta que me dispuse a echarle un primer vistazo, una caja con un estuche dentro que contiene otra caja que se abre como si se despanzurrase para todos lados y de donde salen muchas muchas postales y un par de otras cajitas despanzurrables. Apabullante. Me gustó que fueran postales porque las pude desparramar a todas sobre la mesa y acto seguido separar las menos interesantes que resultaron ser las postales publicitarias. Algo así como separar del plato de comida los ingredientes que no me gustan o como dejar para el final los bombones más feos de la caja (los rellenos de fruta). Hay mucho para ver. Dejo para una segunda vuelta la selección de las postales que me resulten más interesantes.

Libros malditos

A este libro le tengo bronca. Recuerdo cómo se me ponían los pelos de punta cuando lo leía (en ese entonces tendría veintipico de años), todo su contenido me resultaba retrógrado. Lo odiaba. Así y todo nunca me deshice de él y ahora hasta tiene su lugar en la biblioteca de casa.Un libro tan perturbador merece al menos un par de fotos y unas líneas de texto en la supercarretera informática, así pues aquí van. Que lo disfruten. La tapa es majestuosa y los comentarios de la contratapa relativos a otros libros de la colección no tienen desperdicio. Hay uno en particular que me fascina, Técnica del óleo. Transcribo el texto: “Material y esenciales de esta pintura. Los procedimientos y recursos diversos. La resolución de bodegones, paisajes, marinas, figura y retrato. Demostraciones de grandes maestros”. Me encanta que de por sentado que los bodegones, los paisajes y las marinas se pinten al óleo. Es sin duda la idea que el lector/ consumidor de este tipo de guías se hace cuando piensa en pinturas al óleo. Las páginas interiores me conmueven. Ya mismo quiero tener los volúmenes 5 y 6 de la colección, Pinte Ud! y Haga croquis! El volumen 9 me intriga como arquitecto: La decoración de la casa modesta. El tomo 13, Pintismo, parece ser de vital importancia dentro de la colección porque le dedican una página exclusiva para su difusión. Aquí también vale la pena transcribir el texto:”Para resolver obras modernas, aprender las normas básicas del arte y un método de pintura libre y al margen de lo académico, debe conocer la gran obra de esta serie PINTISMO”.Es una pena que este libro no tenga indicada la fecha de impresión. Calculo que no será posterior a la década del sesenta.Modo de apropiación: comprado en San Bernardo, Prov. de Buenos Aires, en algún verano de la década del ochenta cuando después de la playa iba con mi amigo el Chicho a revolver un par de librerías de usados.

Éramos tan modernos

Cómo me gustaba la revista Ardi. Entre mediados de los ochenta y principios de los noventa la expresión máxima de modernidad y tendencias según mi saber y entender de aquella época estaba en las páginas de Ardi. Buscando data en internet acerca de esta revista, encuentro un reportaje a Juli Capella, su director, donde comenta lo siguiente: “Ardi tenía la frescura que le da el atrevimiento que tienes cuando eres muy joven. Ahora no la haría así, más bien no sabría cómo hacer una revista de diseño. Es que a esa edad no le tienes miedo a nada. Si algo me gustaba, pues lo publicaba y lo hacía a mi manera y entonces el resultado era algo muy original. En una charla, Ricardo Blanco ha estado muy simpático y ha dicho algo que me ha hecho mucha ilusión: dijo que era la primera revista que editaba el diseño en unas coordenadas más latinas. Pero en realidad era muy naif, tanto que solo publicábamos lo que nos enterábamos y lo que nos gustaba. Era muy poco rigurosa en ese sentido pero era una búsqueda. La idea era mostrar aquello que te entusiasmaba; como cuando descubres una película que te gusta y se lo vas contando a todos. Con ese entusiasmo te vuelves un divulgador muy convencido. Lo mejor que tenía era la mezcla de arquitectura, diseño, moda, interiorismo, arte que incluso Domus no hacía. En esa época ellos más bien publicaban arquitectura y a veces sacaban algún número de diseño”. Lo que me resulta interesante de esta cita es el hecho de mostrar lo que a ellos les interesaba y entusiasmaba, lo que en definitiva les era relevante. Es justamente eso lo que pretendemos hacer en este sitio.

Afiches de cine mexicano

Estas afichetas de películas mexicanas de la década del 70 las teníamos archivadas desde nuestro regreso de México. Un buen día decidimos que era hora de rendirle un sencillo homenaje a quienes trabajaron en estas láminas. Enmarcarlas y exhibirlas como cuadros nos parecía un derroche de generosidad de nuestra parte, optamos entonces por un tributo más fresco y cotidiano, transformarlas en individuales para esas noches en que vemos alguna película mientras picoteamos bocadillos. Practicidad y estilo de la mano del arte. Requiem por un canalla es del año 1968; La amargura de mi raza y La fuerza inútil, de 1974; La llamada del sexo, de 1977. Exquisitos tituleados e ilustraciones de primer nivel.Modo de apropiación: comprados en un puesto callejero frente al Centro de la Imagen, México DF.

The end of Mr. Y

Una de las novelas más atrapantes que leímos en el último año y también una de las más bonitas ediciones es inglesa.El curioso canto negro que notamos ni bien sacamos el libro del estante, le confiere ese halo de misterio que descubrimos ni bien empezamos a leerlo. Esta novela se trata de un libro maldito perdido del siglo XIX y el ingreso a un mundo paralelo por parte de Ariel Manto, la protagonista. No contamos más detalles para no arruinarles la fiesta a los lectores. Solo para facilitarles su búsqueda, la autora es Scarlett Thomas.Modo de apropiación: comprado en una librería de Israel en la sección de libros occidentales.

Constructivismo cinético

De tanto en tanto se me da por fotografiar el móvil que pende sobre la mesa del living para después ver las aleatorias composiciones modernistas resultantes. Hace un par de años traté de emularlo con Flash, sin embargo mis escasos conocimientos del programa me impidieron llegar a un resultado presentable. Modo de apropiación: comprado en el 2000 en New York, en la tienda de algún museo que lamentablemente no puedo recordar.

Fanzine

Legendarios collages ochenteros pertenecientes a la Revista de Garage, una revisteja de contenido incierto. La hacía un amigo y alguna que otra vez le hice una página como la de las caritas felices. Nada de computadora, todas imágenes recortadas, plasticola y fotocopia blanco y negro de esas que sacaban lindos plenos negros. Casi la totalidad de estas imágenes salieron de publicidades de la revista Selecciones de las décadas del 50 y 60. A principios de los noventa en un local de la galería Bond Street de avenida Santa Fe que vendía fanzines, me encontré con un ejemplar de la revista y me sorprendió que alguien tuviera algún número (no creo que se hayan publicado más de cuatro). El año pasado haciendo limpieza de placard encontré estos originales en casa.